
Alejandro Marco, entrenador de Fútbol del club, es Coordinador Jefe de nuestros campamentos desde hace 4 años. Empezó como acampado con sólo 6 años para incorporarse como monitor al cabo del tiempo.
Consciente de su responsabilidad y de que hay momentos que debe dirigir y marcar la línea a seguir, le gusta sentirse como uno más del grupo de monitores y para él la clave de todo es el equipo que se ha logrado formar, un equipo que siempre quiere hacer un campamento mejor cada año.
– Hola Alejandro. Antes de abordar otras cuestiones ¿que tal fue el pasado Campamento de Verano? ¿algún aspecto que mejorar?
La experiencia del año pasado fue perfecta. Llegamos a una instalación nueva, afrontando muchísimos cambios con respecto a los años anteriores en Las Médulas: entorno, tipo de alojamiento, programa de actividades… Eso requirió un esfuerzo mayor de organización pero al final logramos hacer uno de los mejores campamentos de los últimos años.
Una de las cosas a destacar del Campamento de Verano Soncillo 2016 fueron sin duda las actividades. Introdujimos nuevas propuestas y se realizaron unas excursiones espectaculares que gustaron mucho a los acampados. Supimos aprovechar al máximo la instalación para crear uno de los campamentos más atractivos.
En cuanto a aspectos a mejorar, siempre recuerdas pequeños detalles pero de todo aprendemos y trabajamos para realizar ajustes y seguir mejorando el Campamento de Verano al máximo posible. Este año seguiremos en la mejora de las actividades y en el desarrollo de las redes sociales, como ya se ha hecho en el pasado Campamento de Invierno de Gredos. El objetivo es no estancarse y seguir avanzando cada verano.
– ¿Cuáles son o deberían ser las principales responsabilidades de un Jefe de Campamento?
Principalmente, y a grandes rasgos, como coordinador debo centrarme en tres partes fundamentales: acampados, monitores e instalación.
La primera y fundamental responsabilidad es la de trabajar y velar por todos los acampados. Esforzarme para que todos ellos expriman al máximo esta gran experiencia que es nuestro Campamento de Verano. Además, debo conseguir hacerles sentir como en casa, que el impacto de salir fuera sea positivo al 100%.
Por otro lado, gestionar el equipo de monitores de la manera más efectiva posible. Aunar esfuerzos y trabajar juntos para crear un ambiente cómodo e idóneo para cumplir con nuestras funciones.
Por último, coordinar y planificar con la instalación y su personal todas nuestras acciones y actividades.
En definitiva, organizar con tiempo, con lógica y con seguridad todos esos aspectos. Para mí es la garantía de poder conseguir un campamento de verano extraordinario.
– ¿Qué tipo de campamento te gusta diseñar?
Me gustan los campamentos en los que los acampados han disfrutado al final de cada cosa que les hemos ofrecido. Aquellos que dejan un buen recuerdo.
Particularmente tengo unas preferencias, como todos, pero siempre tienes que adaptar el campamento al tipo de chavales que acuden. El objetivo fundamental es conseguir que sean dos semanas perfectas y especiales para ellos.
– ¿Qué evolución crees que ha ido teniendo nuestro campamento?
Uno de los principales cambios del Campamento de Verano durante los últimos años ha sido el equipo de monitores. Hemos conseguido que prácticamente la totalidad del grupo esté formado por exalumnos del Liceo Sorolla. Todo son ventajas: logras continuidad como me ocurrió a mí, los monitores saben ya como son nuestros campamentos, conocen al resto de alumnos…

Otro de los cambios que el campamento ha experimentado es su presencia en redes sociales. Lo que antes era un viaje limitado al contacto con las familias a través de unas pocas llamadas de teléfono, ahora es una experiencia también para los padres desde sus casas. Pueden conocer el día a día del campamento como si estuvieran allí y ver las actividades que realizamos casi al momento. Colgamos fotos, descripciones y comentarios a través de Facebook, Twitter y Flickr y creamos un pequeño blog que actualizamos día a día.
– El campamento en una de las actividades estrella del club, siempre con gran éxito de asistentes pero también de monitores que quieren ir a nuestros campamentos… ¿cuáles son las claves de ese éxito?
La verdad es que personalmente he notado un cambio espectacular en estos últimos años con respecto a cuando empecé como monitor.
En cuanto a los monitores, creo que la clave es disfrutar con lo que hacemos. Mantenemos la ilusión del primer día y estamos siempre interesados en incluir cosas nuevas que los acampados descubran y, sobre todo, que gusten.
De alguna manera hemos conseguido transmitir toda esa alegría y vitalidad de los campamentos hacia los chicos que vienen de campamento, a los que nunca han ido antes y quieren probar e, incluso, a los adolescentes y jóvenes que ahora quieren venir como parte del equipo de monitores.
Además, el buen ambiente y la amistad que une al equipo es nuestra seña de identidad y eso al final se convierte en un reclamo. Todos quieren participar de ese ambiente.

– Siempre aparece el debate de ir a instalaciones nuevas sí o no. Este año repetimos instalación… ¿eso significa mismas actividades?
En absoluto. Nunca buscamos hacer un campamento igual que el anterior vayamos donde vayamos. No atrae a los acampados ni tampoco a los monitores. Soncillo es un lugar increíble. Es una gran suerte poder ir este año otra vez allí.
La instalación tiene grandes posibilidades y no se han agotado con el campamento del año pasado. El entorno es inmejorable, con unas zonas verdes en plena naturaleza envidiables para cualquier campamento, muy cómodo y controlado.
Ya hemos empezado con la planificación y estamos trabajando para incorporar cosas nuevas y atractivas.
Este año volveremos a incluir actividades nunca hechas antes (como ya hicimos el año pasado al incluir el rafting). También hemos incluido nuevas excursiones, sin olvidamos de los días de playa, que a todos nos hace ilusión en verano. Habrá alguna que otra sorpresa que no podemos desvelar aún.
A pesar de que buscamos cambiar y seguir introduciendo novedades, hay actividades clásicas de campamentos que no pueden faltar y que a los acampados les encantan.
– ¿Cuándo es recomendable empezar a ir a campamentos?
La edad la marca cada niño o niña. No existe un momento concreto e igual para todos. Ellos deben estar preparados y tener ganas de entrar de lleno en esta experiencia. Hay casos, como yo, que empezamos muy jovencitos con seis o siete años, pero muchos otros dan el paso un poquito más adelante.
Es cierto que es un poco difícil ver como el pequeñín de la casa se va dos semanas fuera, pero nuestra misión es ayudarle a integrarse y que se sienta protagonista del campamento.
Más allá de la diversión, de los juegos o de que sea en vacaciones, un Campamento de Verano siempre tiene algo de aventura y es una experiencia vital para ellos. Es algo más que un simple viaje. Aprenden a tener cierta autonomía, muy importante para ellos en el futuro, a jugar y trabajar en equipo y, sobre todo, a convivir.
– ¿Qué cosas valora un monitor de un acampado?
Ante todo, que quiera participar en esta aventura, estar abierto a nuevas actividades, a conocer a nuevos compañeros y a descubrir un mundo distinto pero inigualable. Que venga al campamento dispuesto a ser parte de él y a aprovechar la experiencia al máximo. Del resto nos encargamos nosotros.
– Para terminar… ¿alguna anécdota que recuerdes de los campamentos?
Anécdotas hay muchas y muy buenas todas, pero por quedarme con un par de ellas elegiría una de mi primer campamento como monitor y otra del año pasado.
La primera, en Cóbreces 2010, cuando ganamos el Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Organizábamos los días de partido como auténticas fiestas para los acampados. Eran días llenos de actividades especiales que acaban con una cena también especial, que les encantaba, y luego ¡¡¡PARTIDO!!! Crear y compartir ese ambiente con todos los niños y las niñas y ver como todos disfrutábamos juntos fue algo increíble. Y al final acabamos campeones. Fue algo único.
Y la otra historia de Soncillo el pasado verano. Nos encontramos con un grupo perteneciente a otro campamento y nos retamos a una improvisada competición de canciones de campamento. Fue algo muy especial vivir el verdadero espíritu de los campamentos: camaradería, cantar y disfrutar junto a otros chicos y chicas. Todos participando y siendo parte de algo que no vives en ningún otro lugar. Por supuesto, nuestro campa salió ganador con nuestras supercanciones, pero fue lo de menos.
Muchas gracias Alejandro. Seguimos en contacto!!
