A los 10 años descubrí el baloncesto y, sin duda, ha sido una de las mejores cosas que me han pasado. No solo ha hecho que haga deporte, si no que también me ha enseñado a trabajar en equipo, respeto y disciplina; convirtiéndose estas en las bases de todos mis entrenamientos, así como en las fortalezas que más me enorgullecen de mi misma.
Empecé como jugadora de este club en minibasket y continué hasta que pude, llegando a jugar 4 años en la copa colegial y, aunque estuve unos años inactiva, actualmente también juego en el senior del Sorolla. En cuanto a mis inicios como entrenadora, compaginé mi bachillerato con un equipo de benjamines, pero el horario de la carrera me impidió continuar por unos años, así que ahora, aunque que me encuentro en mi último año de Arquitectura, vuelvo renovada y con mucha más experiencia, y sobre todo ganas de que, a final de año, los niños hayan aprendido de baloncesto, pero ante todo se hayan hecho mejores jugadores y personas.