Liceo Sorolla 50 – Baloncesto Aluche 53. Final Autonómica. Pvo. Mpal. El Juncal – Alcalá de Henares.

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por Deporte Sorolla.- Para estos jugadores, dar todo lo que tienen y partirse la cara por el equipo va camino de convertirse en una forma de vida. Lástima que el aro no entienda de fe, ni de amor propio ni de dinámicas de grupo. Y menos en una final.
Bastante tiene con decidir qué balón entra y qué balón debe volver al azar de la batalla y los sorollistas se multiplicaron a base de bien en esa tarea, peleándose consigo mismos, con el rival y con el aro.

Consigo mismos pues, desde el inicio, los jugadores de Luis y Guillermo, de Guillermo y Luis, no encontraban modos ni maneras. Confundieron defensa presionante con defender con las manos y atacar posicional con atacar parados.

Al «saltar y cambiar» llegaban antes con el corazón que con las piernas y el uso a destiempo de las manos era siempre castigado (esta vez por un excelente árbitro, las cosas como son). Es cierto que la presión ayudaba al equipo a no descomponerse, pero el precio a pagar iba a ser muy alto.

A su vez, en el ataque 5×5, nadie creaba espacios para recibir el balón de forma cómoda y, sin la fluidez necesaria, el ataque posicional facilitaba la defensa de Baloncesto Aluche, a la que le bastaba con enviar a su pívot titular a espantar el último paso de las forzadísimas penetraciones sorollistas.

La otra batalla se produjo intentando sacar de ritmo a los jugadores de Aluche, que formaban un equipo muy compensado, sin estridencias y dirigido a gran nivel desde el banquillo. A veces era el pívot el que nos superaba en la pintura, otras los aleros que volaban por los pasillos interiores del contraataque y otras un base, metidísimo en el partido, que parecía jugar finales todos los días.

Pero si algo tienen los equipos con cuajo es que el transcurso del tiempo siempre termina por convertirse en una ventaja y la mejor forma física de los nuestros hizo acto de presencia en el momento justo, destrozándo la inmaculada compostura de los de negro. Casi sin solución de continuidad se produjeron: la eliminación del pívot contrario, tres defensas en medio campo impresionantes, la anotación de un parcial de 6-0 y el ponernos a 1 punto a falta de tres minutos para el final. La grada se venía abajo.

Tras el tiempo muerto de rigor solicitado por los de Aluche, los azulones mantuvieron el asedio. Se realizaron infinidad de tiros, unas veces sin selección, otras después de una sucesión imposible de rechaces y otras porque simplemente el balón quemaba en las manos.

Sin embargo, esa agónica pelea por encontrar aro de cualquier manera no dió sus frutos y un par de contraataques del rival nos dejaban definitivamente sin opciones.

Se ganaron dos batallas, cierto, pero se perdió la del balón y la del aro, que si se mantiene a la misma altura desde que se inventó este deporte, será por algo. Magia quizás. La que dicta quien se lleva para siempre partidos tan apretados y tan emocionantes, en Alcalá o en el United Center.

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PD: Nos olvidábamos de la “batalla” de la gradas. No se sabe quién la ganó pero sí quien la perdió, y ese fue el equipo de Mejorada CB que, tras perder el partido de consolación, se pronunció ruidosamente, llegando incluso a afectar el normal desarrollo de la final, a favor de Aluche. Cosas de críos entre jugadores, pero de una falta de educación y de respeto preocupantes por parte de algunos de sus tutores y del entrenador. Se confirma, pues, que lo malo de las finales no es perderlas, sino verlas por «televisión».