Liceo Sorolla 41 – Mejorada CB 27. Partido de semifinales. Pvo. Mpal. El Juncal – Alcalá de Henares. La final se jugará el próximo domingo 16 de junio.

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por Deporte Sorolla.- Cuesta entender que este tipo de partidos, los de una Fase Final, por modesta que sea, no se planteen como un premio en sí mismos para los equipos que con tanto esfuerzo han llegado hasta ese momento.

Sin balones para el calentamiento, instalaciones mal iluminadas, sin apenas capacidad para espectadores y un sólo árbitro para partidos que cualquiera adivinaría como muy igualados, no parece que sean la mejor tarjeta de presentación de la gestión del Deporte Infantil de la Comunidad de Madrid. Creemos que todos los deportistas de las diferentes categorías allí presentes se merecían algo muchísimo mejor, pero debe ser que todos los esfuerzos están ahora empeñados en gestionar olímpicos menesteres.

El partido duró apenas 10 minutos, los que tardó el equipo del Liceo Sorolla en demostrar que estaba mejor entrenado que su contrario, que nunca hizo valer ni su mayor altura ni su mayor peso, dicho sea de paso.

Cuando el equipo de Mejorada se dió cuenta de que algo no funcionaba ya estaba 12 abajo. La falta de alternativas y el desconcierto ante la presión sorollista «Saltar-Cambiar» en toda la pista, ante el acierto en los tiros de 2 y el dominio del rebote ofensivo, hicieron que las miradas del banquillo mejoreño y del respetable se dirigieran al árbitro, alimentándose mutuamente y abriendo la veda al festival de los nervios, la protesta y la falta personal.

A partir de ahí, bastante correcalles. No es un juego muy vistoso que digamos, pero nunca está de más si eres el que saca provecho del río revuelto. Y ese fué el Sorolla.

Toda la batalla se libró entre ambos triples, el paso por las zonas era fugaz y apenas se mantenía la paciencia suficiente como para dar siquiera un par de pases. Los azulones de Luís de Sigmaringa y Guillermo Porrati no necesitaban mucha elaboración para encontrar el acceso a la canasta, aciertos al margen, y los de Mejorada apenas conseguían elaborar nada.

Así, llegamos al descanso, durante el cual las apelaciones a la épica desde el banquillo rival presagiaban cualquier cosa menos claridad de ideas y recursos capaces de revertir el resultado.

Reanudado el partido empezaron a caer, muy pronto, los eliminados por cinco faltas, el juego perdió interés, empezó el carrusel de tiros libres y todo se centró en ver quién gritaba más al colegiado por parte de los unos y como se conservaba la calma por parte de los otros.

El último cuarto no fué mejor para los de Mejorada que, sin capacidad de respuesta por los muchos eliminados y sin fuelle por una presión individual sin efecto en un Sorolla acostumbrado durante todo el año a esa medicina, abandonó toda intensidad y el ritmo de faltas, lo que se agradeció enormemente al contribuir a un final de partido más sosegado, máxime cuando el resultado era perfectamente previsible desde hacía ya muchos minutos.